La historia de la fundación de Arequipa Ubicada al pie
del Misti y edificada con piedra sillar, la Ciudad Blanca exhibe más de 481
años de existencia.
Los primeros españoles que se posesionaron del lugar lo hicieron en la orilla izquierda del río Chili, donde hoy se halla la ermita de San Lázaro, pero por aspirar a mejoría trasladaron la villa al pueblo indio de Cayma, a la otra banda del río. Todo esto ocurrió en 1539, tiempo en el que fueron los primeros alcaldes Pedro Barroso, natural de Segovia, y Garcí Manuel de Carvajal, que lo era de Plascencia, castellano el uno y extremeño el otro.
Estando la población asentada en Cayma, parece que la visitó Francisco Pizarro, pero, encontrando que los vecinos estaban disconformes, nombró una comisión para que le buscara nuevo asiento, por lo que en enero de 1540 se la trasladó a Camaná. Para entonces eran alcaldes ordinarios Garcí Manuel de Carvajal y Juan Flores.
A los tres meses de erigirse la población en el valle
Camanejo, no era mejor la conformidad de los vecinos dado que las incomodidades
proseguían y ahora se culpaba al sitio de ser malsano y enfermo. El Cabildo
entonces comisionó al alcalde Garcí Manuel de Carvajal para que fuera a Lima
por procurador, nombramiento que se hizo el 3 de abril de 1540. De seguro llevó
las malas noticias de la nueva tierra, porque el gobernador Pizarro lo
invistió, por el mes de mayo, su teniente, y el 6 de junio dio una provisión
para que los vecinos buscaran otro paraje si así lo acordaran en votación
capitular. El 20 de julio procedió
Garcí Manuel a tomar la votación, y la mayoría se decidió por el cambio, motivo
por el que todos regresaron a la orilla izquierda del río Chili, donde, el
domingo 15 de agosto de 1540, festividad de la Asunción, el teniente de
gobernador Garcí Manuel de Carvajal procedió a fundar la definitiva urbe.
Se hizo entonces el reparto de solares y—porque Francisco
Pizarro lo facultaba por nueva provisión del 21 de junio— el reparto de chacras
sólo se verificó el 15 de setiembre, víspera de san Cipriano. En este tiempo
eran alcaldes el Trece del Gallo Juan de la Torre (nombrado en remplazo de
Garcí Manuel) y el ya citado Juan Flores, actuando de regidores Luis de León,
Gómez de León, Hernando de Torres y Francisco de Montenegro. Primer cura de la
nueva urbe y de su iglesia mayor advocada a san Pedro fue el bachiller Rodrigo
Bravo, que también tenía título de Vicario y Protector de Naturales. La ciudad
se llamó, como al comienzo, Villa Hermosa del Valle de Arequipa, pero por
conmemorar su última fundación también dio en llamarse Villa de la Asunción de
Nuestra Señora del Valle de Arequipa. Para conseguir el título de ciudad, el 16
de octubre de 1540, el Cabildo nombró su procurador ante el Rey al conquistador
Alonso Ruiz, uno de los captores del Inca en Cajamarca.
La primera descripción de la urbe se debe a Pedro Cieza
de León, de quien sospechamos que no llegó a conocerla y se refirió a ella sólo
de oídas. Por eso la ubica en el valle de Quilca, aunque luego da a entender
que es el de Chili, y afirma: “esta dudad está puesta y edificada en la mejor
parte y más fresca que se halló conveniente para le edificar; y es tan bueno el
asiento y temple de esta ciudad, que se alaba por ser la más sana del Perú y
más pasible para vivir. Nace en ella muy excelente trigo, del cual hacen pan
muy bueno y sabroso... En lo tocante a la fundación de Arequipa no tengo que
decir más de que cuando se fundó en otro lugar, y por causas convenientes se
pasó a donde ahora está. Cerca de ella hay un volcán, que algunos temen no
reviente y haga algún daño. En algunos tiempos hace en esta ciudad grandes
temblores de tierra”. Si algo hubiera que añadir sería la presunción de que las
tres primeras fundaciones de la villa se deben al conquistador Alonso de
Cabrera, quien en 1539 era el alcalde mayor de los españoles errabundos que
buscaban asentarse en la comarca arequipeña.
La gestión del procurador Alonso Ruiz se vio culminada
por el éxito, porque consiguió para Arequipa las siguientes armas otorgadas por
el Rey: en campo de gules un río que fluye delante de un volcán humeante
flanqueado por dos grupos de árboles, emergiendo de cada grupo, hasta tocar el
volcán, un león rampante; y por bordura ocho flores de lis sobre fondo de azur.
Esta merced se otorgó en Fuensalida, el 7 de octubre de 1541. El virrey
Francisco de Toledo otorgó a Arequipa, el 7 de noviembre de 1575, el título de
Muy Noble y Muy Leal, concesión que ratificó el Rey por cédulas de 20 de
setiembre de 1580 y 28 de enero de 1594 expedidas en Badajoz y Madrid,
respectivamente.
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